No se trata de pseudociencia, profecías, ni de teorías apocalípticas: el supervolcán de Yellowstone realmente podría ser el fin de toda criatura viviente en la Tierra. Cuando la Caldera de Yellowstone, el nombre dado a la estructura geográfica del parque nacional, expulse el magma, gran parte del territorio continental de los Estados Unidos se cubrirá con un manto de cenizas. Esa ceniza obstruirá la atmósfera el suficiente tiempo como para bloquear la luz solar, provocando un caos climático, que a su vez causará escasez de alimentos y hambruna a escala global.
La última erupción a gran escala de ese tipo ocurrió hace 640.000 años, y el anterior a esta ocurrió hace 1.3 y 2.1 millones de años. Y mientras tanto, ha habido erupciones de menor escala, hace más de 70.000 años. En el Observatorio Vulcanológico de Yellowstone, un puesto avanzado dirigido por el Servicio Geológico de Estados Unidos junto con el parque nacional de Yellowstone y la Universidad de Utah, un equipo de vulcanólogos monitorea continuamente la actividad tectónica del “gigante dormido”. Registran todos los movimientos en tiempo real en busca de pistas sobre lo que se está gestando debajo de la superficie. Pero incluso así, los científicos dicen que no hay una forma de predecir cuándo ocurrirá el llamado The Big One, el gran terremoto.
Pero ahora, un geólogo estadounidense ha advertido que una serie de enjambres sísmicos registrados en el mes de abril y a principios de mayo podría indicar la inminente erupción del supervolcán de Yellowstone.
Inminente erupción
Durante el mes de abril, se registraron un total de 63 terremotos alrededor del supervolcán en Wyoming. Todos los temblores fueron relativamente pequeños, incluido uno de 2,6 en la escala de Richter, que ocurrió el 29 de abril. Y desde el 1 de mayo, ocho terremotos más han sacudido la Caldera de Yellowstone. El mayor de los terremotos fue de 2.4 en la escala de Richter el 4 de mayo, según las estadísticas del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS). Pero lo más inquietante de todo es que los temblores en el área tampoco muestran signos de desaceleración.
Y los geólogos han advertido que esta serie de enjambre sísmicos podrían ser una clara señal de que el supervolcán de Yellowstone está a punto de explotar. Añaden que el peligro no sería necesariamente la fuerza de un terremoto alrededor del volcán, sino más bien de la cantidad de ellos. Scott Burns, profesor emérito de geología de la Universidad de Portland, dijo que la serie de pequeños temblores alrededor del volcán generalmente significa que el magma y los gases debajo de la superficie están comenzando a salir.
“Si hay enjambres sísmicos bajo un volcán activo, una hipótesis de trabajo es que se está moviendo el magma por debajo”, dijo el profesor Burns al tabloide británico Daily Express.
Sin embargo, no todos los científicos están de acuerdo con la advertencia de Burns. Al parecer, en febrero de 2018, se registraron 200 terremotos en el transcurso de dos semanas. En 2017, se experimentó un número aún mayor de terremotos en la región. Por lo que hay dos posibles causas de enjambres sísmicos: un cambio en las placas tectónicas principales o movimientos de agua, gas o magma debajo de la superficie. En el caso de Yellowstone, es este último. El supervolcán tiene muchos líquidos y gases debajo de la tierra. Jamie Farrell, de la Universidad de Utah en Salt Lake City, cree que esto es solo una parte del ciclo natural del volcán Yellowstone.
“Los enjambres sísmicos son bastante comunes en Yellowstone”, explica Farrell. “No hay indicios de que este enjambre esté relacionado con el magma que se mueve a través de la corteza superficial.”
Por su parte, el Servicio Geológico de EE.UU. reiteró que no hay amenaza inminente de erupción dentro o cerca del Parque Nacional Yellowstone en este momento o en un futuro cercano. También recordaron que los científicos monitorean regularmente la actividad volcánica utilizando sismógrafos y GPS, que detectan movimientos del suelo. Si Yellowstone estuviera a punto de estallar, lo sabrán.
Pero la comunidad científica está dividida con la explicación de la USGS. A parte de Burns, hay otros expertos están convencidos de que el supervolcán puede explotar antes de lo que se piensa, y la erupción que podría acabar con la vida en el planeta. Investigadores de la Universidad Estatal de Arizona determinaron en 2017 que el supervolcán tiene la capacidad de escupir más de 1.000 kilómetros cúbicos de roca y ceniza, 2.500 veces más material que el que surgió del monte Santa Helena en 1980, un evento que podría cubrir de ceniza la mayor parte de los Estados Unidos y llevando a la Tierra hacia un invierno volcánico.
Como podemos comprobar, no se trata de advertencias infundadas. Tanto Scott Burns como otros geólogos advierten que los últimos enjambres sísmico en Wyoming son una clara señal de la inminente erupción del supervolcán de Yellowstone.
Ahora bien, ¿qué se puede hacer al respecto? Mejor dicho, ¿se puede hacer algo?
Una de las soluciones sería crear una máquina que pudiera absorber o retener el humo y las cenizas como una aspiradora, pero me temo que sea tecnología puede que este fuera de nuestro alcance de momento.
La solución mas rápida sería crear bunkers para que la humanidad se pueda proteger, pero tendrían que ser muchísimos para que al menos pueda sobrevivir el ochenta por ciento.