En muchos casos el fallecimiento de una mascota es para las personas el primer contacto con la muerte, ayudándonos a aceptar la fragilidad de la vida y la inevitabilidad de nuestra propia mortalidad. Al igual que las mascotas, las personas inevitablemente también fallecen, aunque no se sabe si nuestros compañeros peludos son capaces de comprender la permanencia de nuestra marcha a la “otra vida”.
Sin embargo, lo que está claro es que, en el caso de los perros, estos reaccionan de varias maneras a la muerte, que van desde la tristeza has comportamientos que no se entienden. Entre los ejemplos más conmovedores se encuentra el de Hawkeye, el labrador retriever negro que se quedó tumbado junto al ataúd de su dueño fallecido, el SEAL Jon Tumilson durante su funeral en 2011.
Aunque el más popular fue el caso de un perro de raza Akita llamado Hachikō, que se convirtió en una sensación nacional en Japón en la década de 1930 cuando acudía a la estación de tren de Shibuya, Tokio, a la misma hora todos los días para saludar a su dueño cuando regresaba del trabajo. Un día, el profesor Eisaburō Ueno falleció, pero eso no impidió que Hachikō siguiera acudiendo a la misma estación todos los días por el resto de su vida.
Sin duda se tratan de emotivas historias que son difíciles de explicar incluso para los expertos en la materia, unas conductas que han sido durante décadas debatidas y que abren la posibilidad de que estas mascotas ven mucho más allá de lo que los humanos podemos comprender.
Y, por su puesto, en esta lista falta el de la historia del pastor alemán llamado Capitán, que tras el fallecimiento de su dueño vivió durante más de 10 años en el cementerio donde descansaban los restos de su amo. Pero ahora ambos se han reunido definitivamente, ya que Capitán ha fallecido.
La historia de Capitán
Capitán, un perro pastor alemán negro, tenía unos cuatro años cuando Miguel Guzmán, quien compró al perro como regalo para su hijo Damián, falleció en 2006 en Villa Carlos Paz, en la provincia de Córdoba, Argentina. Poco después, el perro desapareció y la familia pensó que había encontrado un nuevo hogar o que lo habían matado.
Pero varios meses después, en una de sus visitas al cementerio durante 2007, la familia descubrió que Capitán estaba custodiando la tumba de Miguel. Para su asombro, los vecinos les contaron cómo comenzaron a alimentarlo cuando se dieron cuenta de que dormía junto a la tumba todas las noches. Y así el can continuó con su triste vigilia hasta su muerte hace unos días, a la edad de los 15 años. Lo que más sorprendió a la familia fue que el cementerio estaba muy lejos de donde vivían y Capitán nunca los había acompañado allí antes de la muerte de Miguel.
“Lo buscamos, pero había desaparecido”, dijo Verónica, la viuda de Guzmán, a los medios argentinos. “Pensamos que lo habrían atropellado y estaría muerto. El domingo siguiente fuimos al cementerio y Damián reconoció a su mascota. Capitán se acercó a nosotros, ladrando y como si estuviera llorando. Nunca lo llevamos al cementerio, así que es un misterio cómo logró encontrar el lugar. Volvimos al siguiente domingo, y él perro estaba otra vez allí. Esta vez, nos siguió a casa y pasó un tiempo con nosotros, pero luego regresó al cementerio antes de que empezara a anochecer. No creo que quisiera dejar a Miguel solo por la noche.”
Héctor Baccega, el director del cementerio, explicó que Capitán apareció un día, solo, y comenzó a recorrer el cementerio hasta que finalmente encontró la tumba de su dueño. Durante el día, se dedicaba a recorrer el lugar, pero siempre regresaba a la tumba. Y todos los días, a las seis en punto, se tumbaba sobre la tumba y allí se quedaba toda la noche.
“Apareció aquí un día, solo, y comenzó a vagar por el cementerio hasta que finalmente encontró la tumba de su dueño”, dijo Baccega. “Durante el día, a veces caminaba por el cementerio, pero siempre regresaba a la tumba. Y todos los días, a las seis en punto, se acostaba sobre la tumba y allí se quedaba toda la noche.
Los trabajadores del cementerio eran los responsables de alimentar y de cuidar al perro, dándole la medicación ya que en los últimos años no podía subir la tumba por un problema en la cadera. Damián, el hijo de Guzmán, dijo que intentó llevarse varias veces a Capitán a su casa, pero siempre regresaba al cementerio.
“Creo que estará allí hasta que muera también”, dijo Damián antes de la muerte de Capitán. “Él está cuidando a mi papá.”
La historia de Capitán es muy similar al la de otros perros que después de la muerte de sus dueños (amigos) continuaron esperándoles hasta el fin de sus días. ¿Pero porque tienen este extraño comportamiento?
Lo que dice la ciencia
Es ya bien sabido que los perros no solo ven a sus dueños como proveedores de alimentos, sino que de hecho son capaces de amarlos intensamente. Sin embargo, la comunidad científica tiene una teoría muy diferente a la espiritual. Los científicos dicen que los cuerpos humanos en descomposición liberan casi 500 compuestos químicos diferentes, y las pruebas han revelado que los perros tienen la capacidad de detectarlos, superando a las maquinas más sofisticadas.
Entonces, a menos que un cadáver sea embalsamado, un perro puede detectar dónde está enterrado su dueño, lo que explicaría por qué a veces esperan junto a tumbas por períodos tan largos. Aunque tampoco descartan la posibilidad del recuerdo, como el caso de Hachikō. Pero entonces, si el animal está a varios kilómetros de distancia y nunca en estado en ese sitio, como Capitán, ¿cuál es la explicación?
La explicación sobrenatural
Como ya publicamos en Mundo Esotérico y Paranormal, todos los animales poseen un sexto sentido, que les permite sentir y detectar dimensiones diferentes a las nuestra. En algunos casos, este sexto sentido animal les permite algunos perros regresar junto con sus dueños perdidos a través de enormes distancias, y en otros pueden detectar su presencia después de muertos.
Y como el tiempo es muy diferente entre dimensiones, lo que para nosotros son diez años en otra dimensión apenas son unos minutos. Entonces, dicho esto, el can sentiría la energía residual dejada por su dueño en el ultimo lugar donde estuvo, que en el caso de Capitán es el cementerio. Pero sea por el motivo que sea, la verdad es que Capitán por fin ya se ha reunido con su amigo humano para siempre.
Descansa en paz Capitán.
Acabo de leer la historia es maravillosa para que digan algunos que los animales no tienen sentimientos.
y si los humanos fueramos un poco mas caninos?????? siempre hemos dicho que los animales a veces parecen humanos, pero su nobleza, su paciencia, su fidelidad, su entrega, etc. nos hace pensar en lo poco caninos que somos, y aunque me invade una profunda pena y gratitud hacia los cuidadores, me alegra que haya partido y sea libre de las cadenas de tan profundo sentimiento.
Claro que el olfato de los perros es muy potente, de hecho hay perros que se les entrena desde pequeños y si les das una tela que pertenezca a su dueño este lo encontrara. Pero esto es diferente ya que vivían muy lejos del cementerio y nunca lo habían visitado. La historia me enternece. R.I.P. Capitán. Reúnete con tu amigo humano (no me gusta decir lo de dueño).