Astrónomos profesionales y amateurs están ansiosos por que llegue el lunes por la noche y la madrugada del martes cuando la Tierra pase a través de los escombros de un cometa que se desintegra, lo que lleva a una posible lluvia de meteoritos con miles de estrellas fugaces por hora. La lluvia de meteoritos, conocida como Tau Herculids, podría ser espectacular, o podría acabar en absolutamente nada.
“Este será un evento de todo o nada”, dijo el experto en meteoritos de la NASA, Bill Cooke, en un comunicado. “Si alcanza miles de meteoros por hora, sería una tormenta de meteoritos, en lugar de una lluvia.”
Los astrónomos dicen que hay una pequeña posibilidad de que ocurra algo extraordinario, quizás una de las exhibiciones de meteoritos más dramáticas desde las espectaculares lluvias de meteoritos Leónidas de hace más de 20 años. Se espera una actividad máxima alrededor de las 06 de la mañana CET (Central European Time) del martes.
El cometa se conoce como 73P/Schwassmann-Wachmann (SW3), llamado así por los dos astrónomos alemanes que lo descubrieron en 1930. Según la NASA, el cometa se está desfragmentando en docenas de pedazos mientras órbita alrededor del sol, lo que hace cada 5,4 años. En total, SW3 se ha dividido en más de 68 fragmentos. En su aparición más reciente en marzo de 2017, mostró signos de que arroja pedazos en cada regreso a través del sistema solar interior. Si llega a nosotros este año, los escombros del cometa impactaran contra nuestra atmósfera a 16 kilómetros por segundo. Sin embargo, el evento podría ser un fracaso si la nube de fragmentos de SW3 no llega a la Tierra.
Los peligros de la lluvia de meteoritos
Pero hay quien cree que el SW3 podría probar todo un cataclismo en la Tierra. Parece ser que no solo viene los fragmentos del SW3, sino toda una “caravana” del polvo más pequeño. Según los últimos cálculos, se observará un inquirente resplandor en la constelación de Leo los días 30 y 31 de mayo. Este es el polvo que aún no ha caído a la Tierra.
Las partículas de polvo grandes (de un grano de arena y más grandes) se quemarán como estrellas fugaces. Pero la velocidad de este flujo de polvo es baja (debido a que nuestras órbitas se cruzan en tal geometría, las velocidades mutuas casi se anulan entre sí). Es muy peligroso. Esto significa que la mayor parte del polvo caerá lentamente a la Tierra.
En un principio entenderemos esto cuando veamos el increíble brillo de las nubes noctilucentes. Estas nubes en verano se pueden ver incluso en la oscuridad de la noche sobre la parte norte del cielo. Brillan (y hacen que las noches blancas sean aún más blancas), y se identifican por su apariencia: son como rayas de algodón. Este es polvo que colgaba a una altitud de 80 km antes de descender a la Tierra. Siempre está ahí. Pero después de fuertes lluvias de meteoritos (y después del lanzamiento de naves espaciales), esas nubes simplemente se queman. Es difícil decir cómo se quemarán después del 31 de mayo. Esta será la señal.
Lo que sucede a continuación no se sabe, pero en teoría, el polvo podría obstruir tanto la atmósfera de la Tierra que bloquea el flujo de calor del Sol. Entonces, habrá un “año sin verano”, tal como ocurrió en 1816 en los EE.UU., que fue apodado el verano que nunca fue y el año que no tuvo verano. Fue el año más frío registrado. La razón fue un el volcán, que cubrió la atmósfera con polvo.
Pero el polvo también puede obstruir los meteoros. Baste recordar la arena roja que cayó del espacio sobre la República de Sajá en la década de 1930, o las anomalías meteorológicas tras la caída del bólido de Tunguska. Solo nos queda un día para saber cómo la tormenta de meteoritos afectará el clima.
¿Profecía cumplida?
Aunque en el peor de los casos, podría cumplirse una de las profecías de Nostradamus. Tal como publicamos en MEP a finales del pasado año, el vidente francés predijo el impacto de un asteroide. Sin embargo, hay que señalar que algunos expertos dicen que más bien se refería a una lluvia de meteoritos o un evento catastrófico a nivel de extinción. Nostradamus se refirió literalmente a “Fuego, veo que caerá del cielo”. También pronosticó que nuestra planta tendrá que soportar grandes daños en el próximo año que serán causados por meteoritos. Escribió sobre “un largo rastro de chispas” en el cielo que está hecho de fuego.
Lo cierto es que no sabemos qué ocurrirá pero nadie pude negar las extrañas coincidencias entre la inusual lluvia de meteoritos y las profecías de Nostradamus. Por el bien de la humanidad, esperemos que los astrónomos no se equivoquen en sus cálculos, algo que ya ha pasado anteriormente.
¿Crees que esta inusual lluvia de meteoritos provocará una catástrofe global?
