Uno de los grandes misterios del siglo XX fue el misterioso evento de Tunguska, Siberia, en 1908. Una gran explosión sacudió toda la región, y miles de árboles acabaron aplanados a casi 50 kilómetros a la redonda. Expertos en la materia creen que un cometa o asteroide a toda velocidad a través de la atmósfera terrestre provocó la misteriosa explosión, igual a 185 bombas de Hiroshima. Ochenta millones de árboles quedaron completamente planos por la explosión, y encontraron cientos de renos carbonizados.
El objeto probablemente entró en la atmósfera entre 14 y 30 kilómetros por segundo, y habría explotado a 10 kilómetros sobre la Tierra. Pero, sin cráter de impacto y poca evidencia del objeto, los científicos siguen desconcertados en cuanto a lo que realmente causó el evento en el día que “el cielo se dividió en dos”. Aunque lo más preocupante de todo es que un evento similar o peor puede volver a ocurrir. O por lo menos esto es lo que piensa un reconocido astrofísico, que además ha advertido que el siguiente impacto de asteroide es sólo una cuestión de tiempo.
Nuestras horas están contadas
El Dr. Alan Fitzsimmons, astrofísico de la Queen’s University, en Belfast, Reino Unido, ha alertado que el próximo impacto de un asteroide sobre nuestro planeta es simplemente cuestión de tiempo. Y lo peor de todo es que un impacto inesperado en la actualidad podría fácilmente destruir una ciudad entera y una roca espacial aún más grande podría acabar con la humanidad.
“Es importante tener en cuenta que los científicos y los ingenieros han hecho importantes avances en detectar y entender mejor los asteroides próximos a la Tierra”, ha dicho Fitzsimmons en un comunicado de prensa. “De hecho, hasta el momento se han descubierto 1.800 cuerpos potencialmente peligrosos, pero muchos más aún tienen que ser descubiertos. Los astrónomos encuentran nuevos asteroides próximos a la Tierra cada día, y la mayoría son inofensivos. Pero es posible que el próximo evento Tunguska nos pille por sorpresa. Y, aunque estemos mejor preparados para encontrar grandes cuerpos, esto no servirá de mucho si no estamos listos para hacer algo al respecto.”
Con el apoyo del científico Brian Cox y de los astronautas Rusty Schweickart y Nicole Stott, entre otros, el Dr. Fitzsimmons está poniendo de relieve la amenaza en el próximo día del asteroide, un evento global que ha tenido lugar hoy viernes. Los expertos como el Dr. Fitzsimmons llevan tiempo advirtiendo que los seres humanos no están preparados para el impacto de asteroide y, si una de estas rocas espaciales se dirigirse a la Tierra, no habría mucho que hacer al respecto.
Si un asteroide de unos 10 kilómetros se acercara peligrosamente a la Tierra, el impacto se sentirá en un radio de 300 kilómetros, liberando una energía superior a 10 millones de bombas de Hiroshima. El polvo y los escombros causarían un “impacto invernal” y la mayoría de los seres vivos morirían. Y si cayera en el océano, entonces desencadenaría enormes tsunamis, destruyendo costas enteras e inyectando agua de mar en la atmósfera, destruyendo enormes extensiones de la capa de ozono y con niveles devastadores de radiación ultravioleta.
El asteroide de San Juan
Investigadores de la Agencia Espacial Europea han informado que este sábado 24 de junio un asteroide se acercará a la Tierra. Denominado 441987 2010NY65, tiene 228 metros de diámetro, pero su aproximación ha provocado una gran preocupación en algunos científicos. Si el objeto espacial cayera sobre una ciudad las consecuencias serían catastróficas, cogiendo desprevenidos a los habitantes. Entonces nos podríamos encontrar ante un incidente similar al de Chelyabinsk, que causó daños en edificios y heridas leves a casi 1.500 personas, y que cogió desprevenido a los expertos.
Todo es cuestion de tiempo ya que vivimos en 3 ra dimension. Se la pasan pronosticando desastres y cataclismos en vez de mejorar al planeta y ser mejores seres humanos….
Pues de ser cierto, no queda más que esperar el golpe…
YA NO QUEDA MÁS TIEMPO
Los Sabios Siderales, tras el impulso ascensional que dio Jesús el Cristo, conscientes de que en orbes como éste, cercanos aún al proceso larvario, en cada final de Ciclo suele haber un enfrentamiento masivo entre el Bien y el Mal, quisieron ofrecer a cada hombre de este planeta, con la suficiente anticipación, una serie de mecanismos, conocimientos y señales que le permitieran decidir, libremente, en qué bando quería militar, ateniéndose después a las consecuencias. Unas consecuencias que también se le iban a mostrar mediante una gran variedad de escritos y voces proféticas, lo suficientemente impactantes y atrayentes, como para llevarle a reflexionar, y ponerle en situación de averiguar la Verdad, dándole un amplio espacio de tiempo para que pudiera elegir qué le convenía, con la posibilidad, por su libre albedrío, de aceptarla o rechazarla. Han sido dos largos milenios de predicciones, de mensajes, de signos celestes, de augurios apocalípticos, de multitud de fuentes, alertando de los hechos a suceder en los Tiempos Finales de esta Humanidad y que no iban a referirse a unos pocos años sino a un período temporal que comenzó en los albores del siglo XX, con la Primera Guerra Mundial, y terminará en las primeras décadas de este Tercer Milenio. Muchos han sido los profetas, muchos han sido los voceros que han hecho llegar sus avisos a todos los confines de la Tierra. Sólo han servido para la calidad, pero no para la cantidad.
Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, pero éste, desobediente, ensoberbecido y egoísta, ha preferido ser como es y caminar por el sendero oscuro. Y esto es lo que no puede ser. En el transcurso de los años, la conducta de la gran mayoría de los seres humanos se ha ido degradando y su degeneración, lo mismo que su desobediencia a las Leyes Divinas ha llegado a límites inconcebibles e intolerables. El hombre, ignorando las advertencias de Juan, de Nostradamus e innumerables profetas de todo tiempo y lugar, ha creído que podía despilfarrar su herencia natural y hacer agonizar impunemente su morada terrena. Pero, igual que los restantes seres de los tres reinos de la Naturaleza, está sujeto a una Ley Cósmica que no puede rehuir ni violar, sin provocar un gran trauma. Porque la Naturaleza, en sí misma, tiene en todos sus planos un código de supervivencia. Cuando el hombre efectúa acciones de sentido agresor e involutivo sobre ella, responde con movimientos de fuerza contraria, intentando equilibrar lo desarmonizado. Dispone para ello de unos elementos primordiales llamados Zigos, los cuales actúan de forma automática, auto correctora, cuando se produce una agresión en el aire, en el fuego, en el agua o en la tierra. Este automatismo corrector causa inmediatamente enormes cambios, que afectan en primer lugar a los causantes de la desarmonía, los hombres irresponsables.
A pesar de los esfuerzos en el Cielo y en la Tierra, la gente de esta Humanidad se ha llenado de egoísmo, odio, hipocresía, soberbia e impiedad, y la Creación entera se ha visto perturbada por su proceder diabólico. La obra del Mal ha llegado a destruir, en la gran mayoría, el amor y el deseo de caminar hacia la sabiduría y las cosas del Espíritu. Su forma de operar ha sido tan nefasta, que nadie se podrá salvar de los efectos justicieros de los elementos desencadenados, los jinetes apocalípticos, excepto los Elegidos. De nada ha servido, para esta generación impía, el alertar a las 7 Iglesias, el abrir los 7 Sellos, el resonar de las 7 Trompetas y el mostrar la impregnación de las 7 Copas. Ahora, YA NO QUEDA MÁS TIEMPO. El Juicio está, pues, por celebrarse, y cada hombre obtendrá su veredicto.
Desgraciadamente, el tiempo que había sido concedido a esta generación, ya se ha terminado. Todo lo que tenían que saber los hombres de la Tierra, les ha sido dicho y, exhaustivamente, repetido. Ya no tienen excusa y todos serán obligados a asumir sus responsabilidades personales. La selección ya ha sido hecha y la separación también. Según los designios divinos, recibirá quien haya dado y le será quitado a quien ha quedado sordo y ciego.
El que quiera ver que vea y el que quiera oír que oiga.
José García Álvarez
Roquetas de Mar – España
No me creo para nada eso de que no pueden hacer nada. Si se pusiera dinero para predicción de asteroides ya es hubiera avanzado muchísimo en ese campo. Hubo un científico que predijo a la perfección donde caería el asteroide, predijo el lugar incluso ángulo y a los grados exactos con cálculos matemáticos. Creo que fue en el siglo 18, no estoy seguro, pero me avergüenza que no se invierta ni tiempo ni dinero en este campo ya que es claramente necesario.