Los volcanes arrojan gases calientes y peligrosos, cenizas, lava y rocas que son poderosamente destructivas. La gente ha muerto por explosiones volcánicas. Las erupciones volcánicas pueden generar amenazas adicionales para la salud, como inundaciones, deslizamientos de tierra, cortes de energía, contaminación del agua potable e incendios forestales. Los problemas de salud después de una erupción volcánica incluyen enfermedades infecciosas, enfermedades respiratorias, quemaduras, lesiones por caídas y accidentes de vehículos relacionados con las condiciones causadas por las cenizas.
Esto es solo un ejemplo de los efectos destructores de las erupciones volcánicas, y últimamente parecen que los volcanes de todo el mundo están despertando. La erupción del volcán Hunga Tonga–Hunga Haʻapai el 15 de enero de 2022 fue la mayor registrada desde la erupción del Krakatoa en Ha’apai. La erupción cubrió un área de al menos cinco kilómetros cuadrados. Los daños fueron incalculables. Desencadenó un terremoto de magnitud 7,4,, provocando un tsunami que llegó contra la isla, dejándola cubierta de cenizas y aislada de la ayuda exterior. También liberó entre 5 y 30 megatones (entre 5 y 30 millones de toneladas) de TNT, según el Observatorio de la Tierra de la NASA. Aunque esto solo podría ser el principio de algo mucho peor.
Inminente catástrofe
Los científicos creen que hay una posibilidad entre seis de que se produzca una gran erupción volcánica este siglo que podría cambiar drásticamente el clima del mundo y provocar la muerte de millones de personas. Como hemos comentado anteriormente, cuando el volcán Hunga Tonga–Hunga Ha’apai entró en erupción frente a la costa de Tonga en el Océano Pacífico Sur en enero, la explosión fue tan grande que los tsunamis azotaron las costas de Japón, Norteamérica y Suramérica y la propia Tonga sufrió daños equivalentes a casi una quinta parte de todo su PIB.
Pero un estudio de núcleos de hielo en Groenlandia y la Antártida realizado por un equipo del Instituto Niels Bohr en Copenhague encontró que una erupción volcánica de magnitud 7, que podría ser de 10 a 100 veces más grande que la registrada en enero, es una posibilidad clara para este siglo. Erupciones de este tamaño en el pasado han causado un cambio climático abrupto y el colapso de civilizaciones. Sin embargo, uno de los principales vulcanólogos británicos dice que “lamentablemente” el mundo no está preparado para tal evento.
“No existe una acción coordinada, ni una inversión a gran escala, para mitigar los efectos globales de las erupciones de gran magnitud”, dijo Michael Cassidy, profesor asociado de vulcanología en la Universidad de Birmingham, a Nature. “Esto tiene que cambiar.”
El profesor Cassidy explicó que la NASA y otras agencias reciben cientos de miles de millones de dólares en fondos para la planificación de la defensa planetaria, en otras palabras, para evitar que un asteroide u otro proyectil impacte contra la tierra.
Pero no existe un programa global dedicado a la protección contra la devastación que podría ocurrir después de una erupción volcánica a gran escala, algo que es cientos de veces más probable que ocurra que los impactos de asteroides y cometas juntos. La última erupción catastrófica de magnitud 7 tuvo lugar en 1815 en Tambora, Indonesia, y mató a más de 100.000 personas en cuestión de días, pero millones de personas sintieron los efectos en todo el mundo.
El volcán expulsó cantidades tan grandes de ceniza al aire que 1815 se conoció como el ‘año sin verano’, porque la temperatura promedio de la tierra bajó un grado. Este efecto adverso en los climas globales provocó pérdidas generalizadas en la agricultura de China, Europa y Norteamérica, mientras que las lluvias torrenciales y las inundaciones causando la propagación del cólera por India, Rusia y muchas otros países asiáticos.
Cassidy dijo que en el mundo mucho más densamente poblado e interconectado de hoy en día, una erupción similar podría erradicar a un número incalculable de personas y paralizar las rutas comerciales mundiales, causando aumentos descontrolados de precios y hambruna mundial. Es por esto por lo que el vulcanólogo solicita a los gobiernos del mundo que aumenten los presupuestos para la planificación de desastres y el seguimiento de posibles amenazas de erupciones, en particular a medida que aumenta la probabilidad de erupciones a gran escala en medio del aumento del nivel del mar y el derretimiento de los casquetes polares.
Solo el 27 por ciento de las erupciones volcánicas desde 1950 han sido medidas por sismómetros según Cassidy, quien también dijo que puede haber cientos o miles de volcanes inactivos cuya ubicación aún no conocemos.
“Desde nuestro punto de vista, la falta de inversión, planificación y recursos para responder a grandes erupciones es imprudente”, concluye Cassidy.
El vulcanólogo está en lo cierto, nos hemos preocupado por las amenazas procedentes del espacio e incluso las agencias espaciales ya están preparándose para colonizar otros mundos. Sin embargo, han subestimado los peligros en nuestro propio planeta. Y ahora puede ser demasiado tarde.
¿Estamos en peligro? ¿Cuándo ocurrirá la gran erupción?
La verdad es que desde 2010 se está esperando una fortísima erupción en Islandia. Cuando entró en erupción el Eyjafjallajökull se esperaba que entrase en erupción el Katla. El Katla es el más peligroso y explosivo volcán de Islandia. De hecho, en 1159 aC, justo cuando ya acababa la Edad de Bronce tuvo una grandísima erupción, a la vez que el Hekla y se enfrió el planeta durante 20 años. Ya antes se había empezado a enfriar el planeta (posible impacto cometario) pero esa erupción lo acabó de rematar todo.
Las fisuras del Laki se alimentan de la caldera del Katla, y en 1783, tras erupcionar durante 8 meses, provocaron 6 años de frío, hambrunas, pandemias…que desembocaron en 1789 en la Revolución Francesa y Guerras Napoleónicas (1792-1815). Otra cosa del Katla, puede estar o no relacionado, pero en 1918 entró en erupción (magnitud 5) durante prácticamente todo el mes de octubre…poco después, el brote de gripe (la mal llamada «Gripe Española») de ese año, se llevó por delante a 50 millones de personas. como he dicho, puede estar o no relacionado, pero ya digo que sí.
Michael McCormick (historiador) y Paul Mayewsky (glaciólogo) junto con científicos descubrieron que lo que acabó con el Imperio Romano fue una erupción colosal de un volcán islandés (apuesto por el Katla) a la que le siguieron dos más, una de ellas fue el Ilopango salvadoreño. Aunque Victor Clube y William Napier (astrofísicos; y no solo ellos) sugieren que un fragmento cometario procedente de las Táuridas (al igual que el del final de la Edad de Bronce) de varios centenares de metros impactó y detonó esas erupciones.
Sea como sea, el Katla pronto entrará en erupción y será muy fuerte, y por su posición geológica (está justo donde es más importante a nivel climático mundial la Circulación Termohalina, al sur de Islandia, casi al lado del mar) podría (y lo hará) provocar un desastre mundial de gran alcance en consecuencias y tiempo, como ya hizo antaño. Su vecino el Eyjafjallajökull fue capaz de colapsar el espacio aéreo de Europa y el Atlántico Norte con una erupción menor en abril de 2010.
Casualidad o no, Netflix ha emitido una serie llamada «Katla», y la recreación dela nube del volcán Katla en erupción hacia la estratosfera asusta y mucho. Puede ser peor.